martes, 22 de mayo de 2007

Jairo Muñoz Villa

Un hombre que desde hace 42 años consume marihuana no tiene ninguna intención de abandonar el vicio que lo undió por más de 12 años en la cárcel.

Jairo Muñoz Villa es un hombre de 54 años, nacido en Pereira, Risaralda, quien a los doce años incursionó en el mundo de las drogas influenciado por unos vecinos; desde entonces empezó a consumir marihuana, atracar, tomar trago y frecuentar una y otra mujer. Éste estilo de vida se extendió hasta sus cuarenta y cuatro años, por ése tiempo estuvo recluido en La Picota, Villa Nueva, La Colonia Penal Oriente de Acacias Meta y La Modelo.


Por cerca de catorce años ha pagado condenas entre los veinte y ochenta meses por hurto agravado o atracos. Un hecho trascendental que marcó su vida fue el hombre que mató hace más de 24 años.

Una expresión de remordimiento en su rostro evidencia la necesidad por desahogarse, comienza diciendo: -Yo estaba sano, sólo que cuando se meten conmigo me pongo agresivo. Yo vivía con mi mujer, ella era rica, era la hija del gerente de Transportes Arabia, me mantenía, me daba todo, nosotros tuvimos una hija y cuando la niña tenía diez años fue que maté a ese peye, la cosa fue que un día cuando llegábamos a la casa un hijo de puta le dijo algo a mi niña que me ofendió y pues lo maté.

Desde ese día todo cambió para mí, porque mis alternativas eran quedarme allá para que me encerraran o venirme a Bogotá a probar suerte. Yo llegué hace 24 años a la capital y desde entonces no se nada de mi hija y creo que mi familia está toda muerta.

Acá en Bogotá no tenía a nadie así que me tocó vivir del robo, pero esa vida aburre y más cuando uno llega a viejo.

Su vida ha trascurrido de un lugar a otro; sin embargo, hace más de 10 años se instaló en “El Monte”, como él lo llama, nada ni nadie lo molesta, prefiere no vivir con una mujer porque considera que es muy celoso e impulsivo y no quiere matar a alguien por amor.

Nunca ha tenido un trabajo estable pero a diario gana entre $20.000 y $40.000 pesos bien sea cuidando o lavando carros, haciendo mandados, botando basura o pidiéndole a aquellos que lo conocen por sus favores y cordialidad.

Lo que gana no lo invierte en comida, ropa o aseo; todo lo destina al vicio que por más de 42 años lo acompaña.

Es un hombre al que le gusta vivir en completa soledad, dicho factor lo atribuye a que la mayoría del tiempo lo pasa drogado y en esos momentos no le gusta que lo vea nadie, principalmente por respeto a los demás.

Un día con "Barbas"

Era lunes festivo y el reloj estaba próximo a marcar las 7:10 a.m., nos encontrábamos en frente de la Estación Inferior de Transporte que conduce al Cerro de Monserrate; las taquillas de venta de boletas para subir por teleférico o funicular estaban inundadas por personas que seguramente estaban próximas a visitar el santuario, a propósito de la celebración de la ascensión del señor. A pesar de que era temprano el sol iluminaba la mañana y la acostumbrada brisa que sopla por el este movía de un lado a otro las banderas que adornaban los balcones de la estación. Un hombre de unos 30 años dirigía un grupo de personas y detrás de ellas se encontraba Barbas, subí un par de escalones para acelerar el encuentro, mientras Barbas me saludaba diciendo “Señorita, que pena la demora pero es que un peye no dejó dormir anoche”. Días antes habíamos acordado encontrarnos en las taquillas para después visitar su casa que estaba a pocas cuadras. Nos dirigimos a nuestro destino, ascendimos cerca de tres cuadras y sus zapatos llamaron increíblemente mi atención, llevaba una camiseta blanca, un pantalón beige y unos Puma vinotinto; su pelo lucía como de costumbre, algo desordenado, y su barba, atributo físico que dio lugar al apodo por el que todos lo conocen, también estaba algo despeinada; constantemente lo veía reír y a pesar de que le faltaban varios dientes, su sonrisa le daba un mejor aspecto; el color de su piel acumulaba cientos de tardes en los que estuvo expuesto a los rayos del sol por la condición de su trabajo; las uñas de las manos lucían largas y acumulaban mugre en su interior. Sin embargo su aspecto era impecable ya que lucía ropa limpia, a la medida y en buenas condiciones.

Una vez nos alejamos un par de cuadras de la Estación Inferior de Transporte que conduce al Cerro, el paisaje se tornó diferente en cuanto a que habían viviendas precariamente construidas; muchos de los elementos que integraban las paredes eran objetos reciclados como latas o cartones o en el mejor de los casos madera, los techos eran protegidos con plásticos y algunas puertas al carecer de sistema de seguridad eran atadas con cuerdas. Las mayoría de las casas estaban habitadas por personas humildes y el interior de éstas albergaba en promedio entre dos y cinco personas.

Exteriormente las construcciones se tornaban inestables en cuanto a que las bases eran inclinadas por las condiciones de suelo; entre el pasto y los árboles se encontraba el lugar donde vivía Barbas, menos de cuatro metros medía su casa; sin embargo, dicho espacio era suficiente para acomodar sus pertenencias. En un rincón tenía extendida una colchoneta que semanas atrás reposaba sobre un catre que ya para estos días había vendido para comprar vicio; contigua a ésta habían dos sillas de corte clásico, envejecidas por el paso del tiempo y con la espuma salida del forro curtido; en frente, una mesa de unos 50 cm. de altura que servía a su vez como base para las velas con las que recientemente iluminaba su casa, ya que las linternas que tenía en uso y le habían regalado en una droguería por prestar sus servicios, carecían de baterías y debajo de ésta habían un par de bolsas cuyo contenido me rebeló minutos después. Sobre la colchoneta reposaban un par de cobijas y del espaldar de las sillas colgaba cerca de tres mudas de ropa. Pese a que las paredes estaban hechas en madera, éstas habían sido recubiertas con cartones y plásticos para evitar las filtraciones del frío y la lluvia. Unas vigas improvisadas sostenían unas tejas metálicas; no obstante, éstas no tenían el espesor suficiente para cubrir la totalidad de la construcción. El lugar era cálido a pesar de que habían varios lugares por los que traspasaban corrientes de viento.

Hacía cerca de hora y media que había empezado el día para Barbas, hacia las 6:00 a.m. se había levantado para acudir al encuentro que tenía conmigo; sin embargo, éste se había retrasado porque como era habitual para él, antes de salir a las calles debía comer algo. La noche anterior a nuestra reunión, había asistido a una panadería en la que habitualmente le regalaban comida pero por ser domingo no fue mucho lo que recibió, así que el lunes empezó para este hombre de 54 años con más hambre de la habitual. Para él los puentes significaban incertidumbre frente a su suerte alimenticia ya que entre semana en las ventas de pollos, comidas rápidas y panaderías al finalizar el día le dan lo que sobra pero los festivos en que dichos lugares normalmente no abren, tiene que rebuscarse la comida de otra forma; bien sea acumulando la que entre semana logra recoger o visitando vecinos con los que se colaboran en dicho aspecto. Su búsqueda de comida tardó cerca de 50 minutos, tiempo en el que visitó una casa de familia en la que usualmente le dan dinero o alimentos por hacer favores y mandados. Los víveres que le dieron los llevó hasta su casa y los compartió con un compañero que vive a pocos metros de su residencia.

Una vez desayunó, bajó al “Chorro Padilla” a lavarse la cara y a cambiarse de ropa, porque a su parecer es de suma importancia lucir presentado y despierto después de levantarse de la cama, posterior a esto se dirigió a la estación en donde habíamos acordado encontrarnos a las 7:00 a.m. y desde entonces he pasado la mayor parte del día con él.

Hacia las 8:00 a.m. nos dirigimos al lugar donde Barbas usualmente prepara sus alimentos, el sitio quedaba a unos cuantos metros de la casa pero a diferencia de ésta reposaba en una superficie relativamente plana. El espacio donde un gran número de personas se reunían para cocinar, era improvisado en cuanto a que tenía la apariencia de un kiosco donde el techo estaba integrado por plásticos, cartones y tejas; las partes lateral izquierda y posterior de éste estaban resguardadas por cartones y madera para evitar la filtración del viento que podía apagar el fuego que permanentemente permanecía encendido. Un tarro de unos dos litros de capacidad estaba a poca distancia de la fogata, en su interior había gasolina; sin embargo, el contenido de éste podía variar entre alcohol, tíner o acpm. Las vasijas donde cocinaban los alimentos las proveían en conjunto; no obstante, Barbas fue enfático al señalar que las cosas no tenían un período largo de vida en el monte porque muchos preferían venderlas para poder comprar vicio. -A mí no me gusta vender lo que me regalan pero igual lo hago porque yo no tengo donde guardar las cosas, claro que una madrecita me deja meter las cositas que me encuentro en la calle o que me regalan las hermanitas de Santana en un garaje- dijo Barbas mientras abandonábamos el lugar en donde estábamos. Tras un corto lapso de tiempo finalizó diciendo: - de todas formas a mí no me importa acumular cosas, no tengo a quien dejárselas ni con quien compartirlas, claro que también tengo mis perritos, usted no los vio porque ellos son libres como yo pero ellos vuelven en la tarde, son unos bacanes y los tengo lo más de cuidaditos-.

Un cuarto de hora más tarde abandonamos el barrio Germania para tomar la vía de La Circunvalar y fue entonces cuando Barbas me habló de su llegada al mundo que hoy en día lo rodea.

Normalmente y después de desayunar, Barbas, como prefiere que lo llamen, vuelve a su cama a dormir porque a su parecer la tarde es más provechosa que la mañana. Después de una segunda siesta se dirige a “La Olla” en búsqueda de vicio, todo lo que gana el día anterior lo consume en marihuana y mientras está bajo los efectos de la droga prefiere que nadie lo vea, se aleja unas cuantas horas de la realidad y cuando se siente en sus cinco sentidos se va a la 33 con 15 a cuidar los carros que estacionan en una de las sedes de la Funeraria Los Olivos, cuando no hay vehículos, va a panaderías, ventas de pollo y restaurantes a que le regalen lo que sobra en el día y más tarde visita casas de familia a las que les hace favores y les bota la basura. Su diario vivir no tiene cronograma alguno ya que todo depende de lo que pasa en las calles.

Una vez llegamos a la circunvalar tomamos la vía que conduce a la 26, bajamos todo ese trayecto hasta encontrar la carrera 15, el recorrido no fue fácil porque a pesar de que había poco flujo vehicular, la vía estaba en cierta forma transitada y como el andén por el que avanzábamos era tan angosto se lograba sentir la gran cercanía con los carros que pasaban. Unas cuadras después nos detuvimos en una cafetería que por ser lunes festivo estaba cerrada. Avanzamos dos cuadras largas y volvimos a detenernos, pero ahora en frente de una casa de familia a la que desde hace varias semanas le estaba botando unos escombros a cambio de dinero o comida. Una señora de unos 55 años abrió la puerta y posteriormente el candado de la reja de su casa, hizo seguir a Barbas y le dio un par de tulas para que terminara de sacar los escombros de un lavadero que había tumbado hace unos días. Aparentemente las piedras lucían bastante pesadas porque eran macizas; no obstante, Barbas metió un par de ellas en la tula que le habían suministrado y reposo un tiempo, de nuevo la volvió a poner en su hombro y se la llevó a una casa que estaban remodelando a pocas cuadras, arrojó el contenido de la tula al lado de los escombros de la otra construcción y volvió a la casa de la que veníamos. Repitió el recorrido tres veces más y posterior a esto el hijo de la señora a la que le había colaborado le dio entre monedas y billetes unos $5.000 pesos; una vez se despidió, nos dirigimos a una venta de pollos en la 32 con Caracas en la que la administradora apenas lo vio venir le alistó una bolsa llena de huesos y otra de pollo asado. Barbas la recibió muy agradecido y las repartió en tres bolsas, dos con sólo huesos y otra con el pollo, las que contenían los huesos se las dio a una mujer que tenía dos perros en su casa y ésta a cambio también le dio dinero.

A pesar del largo recorrido que habíamos hecho, Barbas estaba vigoroso y me pidió que lo acompañara a la funeraria en la que usualmente cuida carros para ver que velaciones iban a haber al día siguiente para llegar antes de que alguien se le anticipara. –Esto es muy reñido señorita, acá es la ley del primero, a mí a cada rato se me anticipa un hijo de puta que se la pasa por el sector y pues ni modo, igual a mí me gusta más trabajar por la tarde porque en la noche vuelvo a “La Olla” a comprar vicio. Así transcurre todo mi día me levanto, desayuno, me vuelvo a acostar, me voy a “La Olla”, me trabo por unas horas bajo a Teusaquillo a ver que hay de comer, vuelvo a trabarme y me acuesto a eso de la una de la mañana. Yo termino rendido, por eso es que trato de echarme varias siestas al día.

Todo lo que me gano lo meto en droga, no tengo que rendirle cuentas a nadie y como vivo sólo no mantengo a nadie, vivo en mi cambuche porque allá nadie me molesta y porque no tengo que pagar nada por él, a mí no me gusta eso de pagar $7.000 pesos por noche eso prefiero metérmelo.

Este hombre de 54 años demuestra más vigor que un joven de 30 porque cada vez que lo veo por las calles va a paso acelerado con un gran número de bolsas con comida en sus manos, o en otros casos lo veo haciendo favores a editoriales, droguerías, restaurantes o casas de familia donde recompensan sus mandados bien sea con comida, ropa, objetos o dinero.

Hay ocasiones en las que pasan días enteros en los que no se deja ver por nadie, al poco tiempo aparece con objetos que ofrece en venta; a pesar de que no tiene rumbo fijo frecuenta varios barrios entre los cuales se encuentran Santafé, Teusaquillo y La Soledad. Hace cerca de 10 años dejó de cometer asaltos y crímenes porque dice haberse reconciliado con Dios. Su actual labor está en colaborar a las personas que le suministran alimento o dinero.

Aparentemente vive feliz con la vida que lleva porque alardea de su independencia y señala en cada momento que el fue muy malo y cambió por iniciativa propia, vive alegre en su entorno porque a pesar de que el contexto no es nada fácil no se deja de nadie. Presume que nada lo va a hacer cambiar porque en su diario vivir no afecta a las personas.

Un día con Jairo Muñoz Villa trascurre en absoluta calma pese al duro contexto que lo rodea, su vida es más activa de lo que alguien externo a él se podría imaginar y a pesar del pasado que tuvo cuenta con la confianza de varias familias.

martes, 15 de mayo de 2007

Roberto Gómez Bolaños presentó dos de sus más recientes libros



El reconocido actor y director del “Chavo” y “Chespirito” estuvo en la Feria del Libro

El pasado 29 de abril de 2007 se programó la visita de uno de los personajes televisivos que ha tenido mayor impacto en América Latina. Roberto Gómez Bolaños, en compañía de su esposa Florinda Meza estuvo presente en la vigésima versión de la Feria Internacional del Libro.

El impacto de su llegada fue tal que el número de visitantes a la Feria se incrementó representativamente con respecto a días anteriores.

Cerca de 53.000 personas asistieron a la Feria Internacional del Libro; dicha cifra superó el record de visitantes de ediciones anteriores.

La diversidad de programas culturales que la Feria ofrece, fueron los elementos más llamativos para los espectadores.

Sin duda alguna el mexicano Roberto Gómez Bolaños fue el personaje que mayor poder de convocatoria tuvo, a propósito de la presentación de dos de sus más recientes libros: “Sin querer queriendo” y “Diario del Chavo”.

La presentación de sus libros estaba programada para las tres de la tarde y era abierta para todos los que habían comprado sus novelas. Sin embargo, un gran número de personas no pudo ingresar al auditorio porque la capacidad de éste no era suficiente para la gran cantidad de gente que esperaba por él.

Cerca de tres mil ediciones fueron vendidas en la tarde del domingo. Muchos de los compradores aspiraban asistir a la presentación del libro para recibir el autógrafo del actor y escritor.

Por el gran número de asistentes a la presentación mucha de la gente que aguardaba por una foto o firma de Gómez Bolaños no pudo ser atendida.

El poder de convocatoria del conocido “Chespirito” fue tal que su asistencia a la vigésima versión de la Feria del Libro se extendió hasta el día siguiente con el ánimo de atender a los compradores e invitados a la presentación de los libros.

Sin duda, el autor que mayo éxito tuvo en la vigésima edición de la Feria fue Roberto Gómez Bolaños quien tras varios años de reconocimiento público por su actuación y libretos impactó a pequeños y grandes.

Cientos de espectadores quedaron a la espera de Roberto Gómez Bolaños

Grandes y pequeños compraron uno de los libros del “Chavo” ante la expectativa de un autógrafo

Uno de los actores y escritores de mayor reconocimiento en América Latina fue partícipe de la vigésima versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Roberto Gómez Bolaños; o bien, el “Chavo” asistió el pasado domingo 29 de abril al evento cultural más importante de Colombia.

Su presencia significó un alto nivel de convocatoria. Pequeños y adultos compraron uno de los más recientes libros del mexicano a tal punto que las tres mil ediciones disponibles en Corferias se agotaron en la tarde del domingo.

Los espectadores, invitados y compradores del libro que aguardaban por ver o recibir un autógrafo de Roberto Gómez Bolaños se reunieron alrededor de las tres de la tarde para ver a la figura mexicana.

Sin embargo, un gran número de las personas que habían comprado el libro para ver al “Chavo” quedaron frustradas tras la negativa de las autoridades de ingresar al auditorio donde se estaba llevando a cabo el evento de la presentación de los libros.

Ante la promesa de un autógrafo, cientos de personas compraron uno de los libros que el comediante mexicano estaba presentando, la gran mayoría de éstas quedaron frustradas frente a la imposibilidad de ingresar al auditorio.

Otro de los hechos cuestionables y que denotan una mala organización del evento fueron los mecanismos impuestos para el ingreso de los invitados ya que existían dos filas, una destinada para el ingreso de los medios y otra para las personas que tenían invitación. Pese a ésta circunstancia un gran número de personas que no respetaron las medidas para el ingreso, pudieron acceder irrespetando a la gente que había llegado previamente.

Pasadas las tres de la tarde a cientos de personas se les negó la posibilidad de ver a Roberto Gómez Bolaños porque la capacidad del auditorio donde se organizó el evento no era suficiente para el número de invitados.

Grandes y pequeños disfrazados del “Chavo” tuvieron que conformarse con ver al mexicano por medio de una pantalla que proyectaba la presentación de los libros y la discusión entablada entre: Andrés López, Florinda Meza y Roberto Gómez.

El evento dio fin hacia las cuatro de la tarde y tras la salida del público espectador se dejó ingresar a unos cuantos de los que aguardaban por el “Chavo”; no obstante, la gran mayoría de estas personas tuvo que abandonar la Feria sin su libro firmado.

La organización y logística del evento de la presentación del libro de Roberto Gómez Bolaños fue deficiente en cuanto a que con la promesa de recibir un autógrafo, cientos de personas compraron un libro que el domingo no pudo ser firmado por la desorganización de los preparadores del evento.

El encuentro con el “Chavo” dejó esperando a muchos

Promoción de los libros de Roberto Gómez Bolaños vista desde afuera

Estaba próximo el cierre de la vigésima edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, tal vez ésa era la razón por la cual había un gran número de vehículos a los alrededores de Corferias.

El pasado domingo 29 de abril el ingreso a la Feria fue demorado ya que la entrada estaba congestionada por un gran número de personas.

Una de las razones principales por las que había una gran cantidad de gente en el evento cultural más importante de Colombia, era la visita del escritor y actor Roberto Gómez Bolaños.

Pequeños y adultos esperaban por el conocido “Chavo” quien en compañía de su esposa, Florinda Meza iba a promocionar sus más recientes libros: “Sin querer queriendo” y “Diario del Chavo”.

A las afueras del auditorio en el que se iba a llevar a cabo la promoción del libro había cientos de personas esperando por la entrada de una de las figuras de la televisión latinoamericana más importantes de la historia.

Niños disfrazados del “Chavo”, adultos con en el libro en la mano a la espera de un autógrafo, jóvenes con la intención de tomarse fotos con la celebridad y muchas otras personas con el único propósito de verlo, formaban parte de un extenso número de individuos que visitaban la Feria.

Un gran número de invitaciones para acudir al evento de promoción se habían repartido horas antes a los compradores de alguno de los libros; sin embargo, pasadas las tres de la tarde, las autoridades encargadas del ingreso al auditorio dieron a conocer a las personas que estaban esperando por ingresar, que la capacidad del lugar no admitía el ingreso de más gente.

Ante lo señalado, los adultos que llevaban a sus hijos a ver al “Chavo”; o bien, a Roberto Gómez Bolaños, entraron en furia y emitieron su descontento de manera exaltada a los policías que estaban vigilando la entrada.

Pese al intento de la policía de calmar a las personas, la gente reclamaba ante el hecho de que personajes públicos tuvieran acceso inmediato al evento y un trato privilegiado frente a los que por horas habían hecho una fila interminable.

Ante el hecho de que la entrada al evento de promoción de los libros era casi imposible por la aglomeración, muchos de los asistentes renunciaron a su ilusión de recibir un autógrafo, tomarse una foto o ver pasar a una de las figuras que por muchos años se ha venido proyectando en la televisión latinoamericana.

Darcy Queen habla de la vigésima versión de la Feria del Libro


Conocimos la perspectiva de una conocida comunicadora con respecto al evento cultural más importante de Colombia

El pasado martes 24 de abril encontramos a la presentadora de noticias Darcy Queen, quien momentos previos a la emisión del cubrimiento de la vigésima versión de la Feria del Libro de Bogotá, nos habló acerca de su perspectiva frente al evento cultural más importante de Colombia.

L.R.: ¿Qué opinas de que Bogotá sea la Capital Mundial del Libro?

D.Q.: Me parece que es un gran honor, seguramente lo han tenido como ciudades en el mundo con una vida cultural muy extensa, lo que quiere decir que en Bogotá hemos avanzado mucho en eso, frente a eso, pues de llevar cultura, lectura, bibliotecas. Se han eh, digamos todo eso del Libro al Aire que hay en TransMilenio, los libros en las plazas de mercado, hay un gran esfuerzo por llevar cultura en la gente y esto ha sido premiado pues con la distinción que se le ha hecho a Bogotá, yo creo que es muy importante, tiene una gran magnitud.

L.R.: ¿Y cómo crees que los comunicadores o bueno los periodistas están contribuyendo a la cultura en Colombia, a que se promueva la cultura?

D.Q.: Yo creo que hay hechos importantes, de hecho ya los medios, los periódicos, las revistas cada vez entienden más la necesidad de recomendar libros, hacer entrevistas con autores, yo creo que cada vez somos más concientes de la importancia de la cultura en la vida y en la cotidianidad de todos los colombianos por lo tanto se les da mayores bases y creo que hay que abrir todavía un poco más espacios.

L.R.: Sabemos que la Feria tiene diversidad de eventos culturales, ¿Cuáles son los que los medios están promoviendo en mayor medida?

D.Q.: Pues mira que este año hemos tenido varios, hemos tenido el Congreso de la Lengua en Cartagena, antes tuvimos la Asamblea de la CID, que tuvo, aunque era más que todo de prensa tuvo alguna presencia de Jorge Edward, Tomás Eloy Martínez y Jhonny Anderson y bueno el Congreso de la Lengua que fue espectacular con el homenaje a Gabo y digamos ahora que estamos en la Feria del Libro, entonces yo creo que hemos tenido un comienzo de año bien bien dedicado a la cultura y a la literatura.

L.B.: ¿Tú desde qué punto piensas que la lectura se debe implantar aquí en Colombia?

D.Q.: Perdóname

L.B.: ¿Que tú desde qué punto, osea cómo piensas que la gente debe empezar a tener el hábito de la lectura y desde donde?

D.Q.: Yo creo que eso empieza desde el colegio y desde muy chiquitos pero yo creo que nunca es tarde, entonces yo creo que uno puede un poco alimentar el hábito de la cultura en cualquier etapa de la vida, descubrir lo rico que es internarse en un libro, leer una novela, leer una biografía, encontrar uno y explorar cuál es la literatura que a uno le gusta y volverse cada vez como un gran devorador de libros, entonces básicamente creo que nunca es tarde.

L.R.: ¿Particularmente cuál ha sido el pabellón o lo que más te ha gustado de la Feria?

D.Q.: Es muy difícil, es muy difícil decir cuál porque el de Gabo me parece muy bonito pero me encanta ir digamos por el cualquiera bueno el 6 puede ser donde están todas las grandes editoriales y todos los libros y como explorar hay que libros tienen, aunque la verdad tampoco es que haya tenido mucho tiempo, los auditorios, yo no hablaría de un pabellón más pobre que los otros todos tienen como su encanto.

Así es Jaime Espinal: joven, paisa y multifacético


Jaime Espinal, administrador por profesión, escritor por afición

Jaime Espinal es un joven paisa que ha ejercido y vivido diversidad de oficios y experiencias. Entre sus proyectos actuales se encuentra el lanzamiento del libro “Open the Window para que la Mosca Fly

El joven escritor estudió Administración de Negocios en la EAFIT y simultáneamente se ha dedicado a diversidad de oficios.

En la actualidad trabaja como consultor de marca en la firma Pigmalión donde no cumple horarios, condición que le permite aprovechar sus mañanas para dormir.

Es ambidiestro y la experiencia de la que más se arrepiente es la de su pertenencia a los scout. Estudió en un colegio religioso y durante su infancia y un período corto fue monaguillo.

Ha sido campeón de varios concursos de ortografía y ha participado en muchos talleres de escritores en Medellín y Buenos Aires, Argentina.

Participó en un “reality”, ha hecho numerosas publicaciones en revistas literarias como “The Barcelona Review” y ha quedado en segundo y tercer lugar en algunos concursos con sus cuentos.

Recientemente ganó en la categoría de mejor novela otorgada por la Cámara de Comercio por su obra “Open the Window para que la Mosca Fly”, que a propósito fue lanzada el pasado 26 de abril.

Vivió por más de un año en los Estados Unidos y regresó a Colombia en busca de nuevas experiencias. Quienes lo conocen afirman que se enamora cada semana de una mujer distinta.

También es actor y se caracteriza por su irreverencia y espontaneidad. Afirma que la única labor que ejerce permanentemente es la de artista.

Su más reciente obra literaria proyecta rasgos característicos de Jaime quien a su vez le imprime humor y elementos reales a su libro.